Ya pasó el 9 de marzo…
La vida continúa: la euforia se va terminando, el paro y la marcha ya pasaron y poco a poco vamos regresando a la cotidianidad.
¿Y que vamos a hacer ahora?
¿Qué sigue para nosotros?
Nos toca SEGUIR construyendo nuestra realidad, expandiendo la consciencia, velando por la seguridad de todas y todos, trabajando en el amor que une y venciendo el miedo que desune, mantener nuestras oraciones, meditación y convicciones por la paz y la unidad, reconociéndonos hombres y mujeres como complemento, en esta lucha en contra de la violencia y la desigualdad.
Debemos honrar amorosamente a las víctimas (no solo como víctimas, sino como mujeres con grandes cualidades y sueños). Y también reconociendo a las supervivientes y a las y los héroes cotidianos.
La marcha y el paro, los gritos y las fotos solo cobraran vida en el interior de las personas. Y el movimiento será realmente útil si se refleja en un cambio de actitud y consciencia, y este cambio empieza en ti!
Fue increíble ver y sentir la unión y la fuerza de tantas mujeres que unieron su voz en un mismo grito: “no mas violencia e igualdad”, “ni una mas”, “por mi, por mis hijas, por ti y por todas”.
Muy bien a quienes protestan, a quienes alzan la voz, y también a quienes deciden parar.
Bien por ser muchas y por sentirse orgullosas. Felicidades porque la inmensa mayoría actuó desde una intención sana, en paz y armoniosamente, llevando acuesta sus propias historias.
Reconozcamos especialmente a quienes hoy, ayer y siempre son coherentes y viven aquello por lo que marchan y por lo que luchan!
Gracias por el hacer de cada uno, ahí en donde están, en lo cotidiano, en el día a día. Sin duda todo suma a un mayor bien para TODOS.
Intentemos la congruencia.
No se trata solamente del 8, o el 9.
El compromiso es diario!
Ishakumi